Un Paraiso Dominicano Jarabacoa
Aunque el árbol es originario de Madagascar (África), el suelo caribeño, junto a otros terrenos del mundo, tiene la dicha de ser cobijado en esta época por el deslumbrante enramado rojo anaranjado de los framboyanes.
La luminosidad de la planta no tiene competencia en belleza, ni en el campo ni en los corrillos urbanos.
Ese espectáculo de fuego (sin quemar), desde el “cojollito” hasta la última vaina florecida, es lo primero que se aprecia camino a Jarabacoa, el municipio de La Vega, donde –a decir de su gente– siempre es primavera.
No es pecado contemplar y ser turista en su propio terruño.
En vez de ver, mire y descubra los tesoros de los caminos por donde regularmente transita. Y si no es de mucho salir, invítese a la aventura de descubrir los paisajes del único lugar del mundo donde no se anda etiquetado de extranjero.
En la ruta
Rumbo a Jarabacoa desde la ciudad de Santiago, el tramo de Burende está poblado de madereras y fábricas de enseres como Muebles Monegro, A & P, D’Valentina, Muñoz R&D y Elionel. De esos talleres, sale buena parte de las mecedoras, sillones y comedores que amueblan un alto porcentaje de las salas del país. Más adelante está Simón Díaz, el frutero que lleva cuarenta años ofreciendo también miel en botellas, escobas de cana y tirigüillos para barrer patios.
Rumbo a Jarabacoa desde la ciudad de Santiago, el tramo de Burende está poblado de madereras y fábricas de enseres como Muebles Monegro, A & P, D’Valentina, Muñoz R&D y Elionel. De esos talleres, sale buena parte de las mecedoras, sillones y comedores que amueblan un alto porcentaje de las salas del país. Más adelante está Simón Díaz, el frutero que lleva cuarenta años ofreciendo también miel en botellas, escobas de cana y tirigüillos para barrer patios.
PAVIMENTO MUY EMPINADO
Es saludable tomar las medidas de rigor, porque son desafiantes las curvas del camino a Jarabacoa.
Es saludable tomar las medidas de rigor, porque son desafiantes las curvas del camino a Jarabacoa.
La roca ofrece un paisaje grisáceo y a la derecha está el inmenso verde que también es precipicio. Modere la velocidad y no se salga del carril correspondiente. Una virgen de la Altagracia techada de concreto está a la vera del camino.
Justo Germán se considera el celador del sitio, porque el devoto suizo-colombiano Diego Guzmán le remite lo necesario para pintarlo y cuidar del lugar donde “mucha gente viene a agradecer favores”. Al estar enclavado en el corazón de una curva bastante cerrada, el lugar registra episodios trágicos que Justo –de 64 años– cita con precisiones de fecha, hora y circunstancia.
Bajo la sombra de los framboyanes
De las tiendas de artesanía en ambos lados de la autopista cuelgan las obras en barro para decorar salas, terrazas y jardines.
De las tiendas de artesanía en ambos lados de la autopista cuelgan las obras en barro para decorar salas, terrazas y jardines.
Artesanía Manuel es una de tantas, donde se debe caminar con cuidado porque los espacios hábiles están tupidos de sonajeros, muñecas sin rostro, barrilitos, tarros y hamacas.
Verde es la señalización que impedirá dislocar su ruta. En el escudo de La Vega, casi al pie de la zona franca, gire a la derecha y entonces pase por el frente de los puestos de torta de maíz que celan la carretera, porque es de donde las familias suelen vivir.
Tamara Paulino, hija de Yáskara Tejada, dueña del puesto en Bayacanes, corta un pedazo del fruto cocido a fuego lento en el campo.
Cuando Tejada se inició en el negocio la libra costaba cinco pesos; ahora vale RD$40.00.
RAMILLETES DE UVAS Y PUCHAS DE FLORES
Dejando atrás el complejo de asignadas y remodeladas cabañas Ercilia Pepín, el otrora lugar de descanso para maestros, la comunidad de Buena Vista se muestra en los mangos, manzanas, uvas y fresas de Orlando Castillo, a tres pasos del badén. Un letrero ecológico anuncia la puerta del ayuntamiento de este sitio. Viveros, con sus matitas en fila india y granadillos, son parte del paisaje por estos rumbos de Dios.
Dejando atrás el complejo de asignadas y remodeladas cabañas Ercilia Pepín, el otrora lugar de descanso para maestros, la comunidad de Buena Vista se muestra en los mangos, manzanas, uvas y fresas de Orlando Castillo, a tres pasos del badén. Un letrero ecológico anuncia la puerta del ayuntamiento de este sitio. Viveros, con sus matitas en fila india y granadillos, son parte del paisaje por estos rumbos de Dios.
Si tiene tiempo, prémiese con una visita al Salto de Jimenoa. Los puentes colgantes son seguros y el afluente siempre es sonoro y generoso en canto acuífero para deleite de los sentidos.
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