Pensaban que se había quitado la vida.

AZUA – Hasta ahora todos pensaban que Lolita Flor Ramírez, maestra de 37 años de edad, se había quitado la vida de un disparo en su casa en Azua alrededor de las 2 de la madrugada a finales de Enero de este año.
La autopsia revela que la joven perdió la vida de forma violenta y agresiva, pero sus familiares siempre dudaron de su supuesto suicidio. Según sus hermanos, la fallecida era una mujer de bien, luchadora y que nunca pensaba en quitarse la vida.
Un dato inquietante es que la prueba de la balística dio positivo en residuos de pólvora en manos de unos de sus hijos, un joven de apenas 16 años de edad.
Unos de sus hijos dice que cuándo escucharon los disparos se levantaron a ver y cuándo fueron a la habitación, ya ella esta estaba muerta. Sin embargo, la versión de su hermano mayor de 18 años de edad, cuenta cómo encontró a su hermano asustado en el camarote donde dormían.
Hace tres meses la fallecida se había separado de su esposo, Luis Miguel Gerardo Méndez y se había mudado con sus hijos. Los hermanos de la fallecida dicen que había sufrido un calvario en persecución de parte de la familia de su expareja, los cuales habían influenciado en la mente de sus hijos.
Indican que dichas influencias la habían puesto en peligro varias ocasiones, puesto que su hijo mayor llegó a agredirla ,tanto así que terminaba en un hospital. Sus hermanos cuentan que había una persona enamorada de la joven y que esta hablaba con sus hijos pero estos no querían aceptar esa relación.
Más que exigir justicia esta familia pide que procesen a su expareja, puesto que aseguran que la arma de fabricación casera le fue entregada al menor por su propio padre. Por ser menor de edad la pena mayor que este cumpliría sería de 5 años de prisión.

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